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Las ollas son elementos indispensables en la cocina y permiten preparar una gran variedad de alimentos de muchas maneras diferentes. Las sartenes, ollas, cacerolas y cazuelas son objetos con un diseño versátil que responden a varias funciones y, en dependencia de su forma, se utilizan para cocinar tipos específicos de alimentos. En general, las típicas ollas altas son ideales para hervir; por su lado, las sartenes se utilizan para cocciones relativamente más rápidas y para saltear carnes y verduras; mientras que las cacerolas son perfectas para cocciones largas que pueden comenzar en la placa de cocción y terminar en el horno (en este caso, la cacerola se puede pasar directamente al horno, siempre que no tenga partes de plástico).
Tanto las ollas, como las sartenes y cacerolas están disponibles en varios materiales, cada uno con características específicas, pros y contras. Comencemos por el aluminio que es un material económico, ligero y práctico: su alto poder de conducción térmica hace que las ollas de este material sean difíciles de utilizar para los principiantes, pero son las favoritas de los cocineros profesionales, sobre todo porque son capaces de garantizar una distribución homogénea del calor en el fondo y en los lados y permiten controlar mejor la temperatura de cocción. Por su parte, el acero es el material adecuado para asar las carnes y hacer que tengan ese color dorado que tan apetitosas las vuelve. En lo específico, se prefieren las ollas de acero inoxidable, gracias a que evitan cualquier alteración del color y el sabor y son fáciles de limpiar. También son de uso muy común, sobre todo en ambientes domésticos, las ollas antiadherentes que evitan que los alimentos se peguen en el fondo y facilitan la cocción incluso para los menos expertos. Además, el revestimiento permite cocinar sin utilizar grasas o condimentos, pero es muy sensible, por lo que se debe evitar el uso de utensilios que puedan dañar la superficie. En cambio, las ollas de cobre son mucho menos utilizadas en la actualidad. Esto se debe a que, a pesar de tratarse de un material con un excelente poder de conducción del calor, lo cual reduce el tiempo de cocción, necesita de mucho mantenimiento. En efecto, el cobre necesita de estañados periódicos para evitar que los alimentos absorban el sabor del estaño. Si la placa de cocción es por inducción, será necesario hacerse con juegos de ollas específicas para este tipo de fogón, ya que no todas las ollas funcionan con esta tecnología.
Una batería de cocina está compuesta por un número variable de elementos. Las más pequeñas incluyen de los tres a los cinco elementos (tapas incluidas), mientras que las más completas tienen hasta doce. En este caso, lo mejor sería elegir basándonos tanto en las propuestas que ofrece el mercado como en nuestros hábitos efectivos en la cocina. Por tanto, lo ideal es comenzar por una batería mediana, para después ir añadiendo otros elementos, a medida que los necesitemos. No se tratará solo de ollas, cazuelas y sartenes, sino también de woks, para quienes aman cocinar al estilo oriental, parrillas, para quienes prefieren cocinar sin grasa a alta temperatura, y de accesorios como el colador (que también puede estar integrado en la olla) y la vaporera. Pero no debemos olvidar que no solo se cocina en la placa sino también en el horno. De ahí que, además de las cazuelas o cacerolas adecuadas también para las altas temperaturas (gracias a la ausencia de elementos plásticos), sea necesario contar con una o más bandejas de horno, ya sean de metal o de cerámica. Las más elegantes tienen el recipiente de porcelana y una estructura de apoyo de acero que permite llevar a la mesa la bandeja y utilizarla también como plato para servir.
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